Tatiara y el Grito de todas Nosotras


Un Recordatorio en Septiembre Amarillo💛

Este mes de Septiembre Amarillo, que está dedicado a la prevención del suicidio y a visibilizar la salud mental, quiero hablar de algo muy personal, algo que me ha estado rondando la cabeza: lo que pasa cuando, como trabajadoras sexuales, somos expuestas a agresiones de todo tipo: físicas, mentales, verbales o virtuales… y lamentablemente, esto es más común de lo que debería.


           Hoy quiero hablar de Tatiara.



Quizá no la conozcas, pero su historia es la de muchas de nosotras, trabajadoras sexuales, que cada día enfrentamos la cruel realidad del odio, el desprecio y la violencia, muchas veces desde el anonimato de una pantalla. Tatiara, como muchas, vivió una vida marcada por la estigmatización. 

Trabajadora sexual, sí. Pero también una persona con sentimientos, sueños y derechos, como cualquier otra.
Lo que ocurrió con Tatiara no es algo raro.

Fue víctima de la violencia digital, de esos comentarios venenosos que circulan en lugares como Spalumi, donde la gente se siente con derecho a insultar, a denigrar y a destruir vidas solo por el hecho de que eres una trabajadora sexualY como tantas veces ocurre, esas palabras, esos comentarios, fueron mucho más que solo "críticas". Fueron balas que dispararon a su alma, a su salud mental, a su ser. Y llegó un punto en el que, como ocurre con demasiadas personas, Tatiara no pudo más. Es fácil mirar a la distancia y pensar que las redes sociales son solo un lugar donde la gente habla sin pensar, que el odio "no es tan grave". Pero ese odio tiene consecuencias. En el caso de Tatiara, y de tantas otras que han desaparecido, las consecuencias fueron fatales.

Septiembre Amarillo nos invita a hablar de la salud mental. Nos recuerda que nadie debe sentirse solo, criticado de una forma tan repulsiva, cruel y que hay ayuda, que es necesario pedirla. Y sin embargo, muchas veces el miedo a ser juzgadas nos hace callar. Nos dicen que "si no te gustaba lo que hacías, lo hubieras dejado", o "¿por qué no ignoras a los que te atacan?". Pero no se trata de eso. No se trata solo de "ignorar". Se trata de vivir en una sociedad que te dice todos los días que no vales, que tu trabajo no es digno, que tus decisiones no son válidas.Y lo peor es que, muchas veces, esas agresiones vienen disfrazadas de "broma", de "libertad de expresión". Pero esa "libertad" acaba siendo una cadena que nos ahoga, que nos arrastra a la desesperación.

Tatiara no era solo una trabajadora sexual.

Era una mujer, con familia, con amigos, con pasiones, con sueños rotos. Y su historia es un recordatorio de lo que puede pasar cuando no se nos escucha, cuando no hay empatía. Su muerte nos tiene que hacer reflexionar: ¿qué estamos haciendo para que esto cambie? Septiembre Amarillo no solo se trata de hablar de prevención del suicidio, también se trata de ser conscientes de las palabras que usamos, del daño que podemos causar sin querer. Ese tipo de violencia verbal, tan normalizada en la cultura digital, es letal. Pero hay algo que debemos recordar siempre: el suicidio no es una decisión tomada en un día. Es un proceso, es el resultado de un agotamiento emocional que se va acumulando con el tiempo. Las trabajadoras sexuales necesitamos espacios seguros donde podamos expresar lo que sentimos sin tener miedo de quedarnos sin clientes.
En esos foros "spalumi" por ejemplo no hay derecho de respuesta. Se permite que se humille, se ataque y se juzgue sin que nadie pueda defenderse. ¿Dónde está el respeto? ¿Dónde queda la dignidad de las personas? Es un lugar donde el dolor ajeno se convierte en un espectáculo, y eso no tiene ningún tipo de justificación. No es libertad de expresión, es abuso. 

Unos cerdos repugnantes!

Financieramente, se benefician de los anuncios que generan tráfico, alimentándose del morbo y el sufrimiento ajeno. ¿realmente se sienten mejor atacando y deshumanizando a otras personas?
Esos foros, donde se nos reduce a objetos de burla y desprecio, son un claro ejemplo de cómo la sociedad sigue normalizando el odio y la violencia verbal hacia nosotras. Nos tratan como si nuestras vidas no valieran nada, como si nuestros cuerpos y nuestras decisiones estuvieran al servicio del juicio público, sin que podamos defendernos. En Spalumi, como en otros espacios similares, se nos deshumaniza constantemente. Se hacen comentarios despreciativos sobre nuestro trabajo, nuestra apariencia, e incluso sobre lo que "merecemos" o no. Y todo esto, en la mayoría de los casos, queda impune.
Lo que muchos no entienden es que ese tipo de violencia no se queda solo en las palabras. Los comentarios que se hacen en esos foros son un claro ejemplo de violencia digital. Estas plataformas permiten que la gente se esconda detrás del anonimato para lanzar ataques crueles y despectivos. Puedes hablar sobre cómo este tipo de violencia no se limita solo a las palabras, sino que tiene efectos tangibles en la salud mental de las personas atacadas. Nos afecta emocionalmente, nos hace sentir inseguras, menospreciadas, y, en algunos casos, llega a hacernos dudar de nuestra propia dignidad. Nos preguntamos: ¿por qué esta sociedad sigue permitiendo que lugares como Spalumi existan? ¿Por qué siguen normalizando esta cultura de odio y humillación? Las trabajadoras sexuales, como cualquier otra persona, merecemos respeto, dignidad y privacidad. No somos el blanco de nadie, ni un espacio donde se pueda ventilar odio y humillaciones. Y lo que es más grave: no estamos solas en esto. Cada vez que alguien permite que estas plataformas sigan funcionando sin consecuencias, está respaldando este ciclo de violencia. Hacer comentarios dañinos o despectivos en estos espacios puede acelerar el deterioro emocional de una persona, al reforzar sentimientos de desesperación y autodesprecio. Este tipo de interacciones en línea pueden ser especialmente destructivas para alguien que ya se siente atrapado o desvalido. En muchos casos, las personas que trabajan en la prostitución enfrentan un estigma social profundo, y estos comentarios pueden hacer que se sientan aún más aisladas, sin esperanza de poder salir de la situación. Un comentario impulsivo o cruel en un foro puede parecer algo trivial para quienes lo escriben, pero para alguien en una situación difícil, puede ser el empujón final hacia la desesperación. Esto es aún más grave cuando la persona que lo lee siente que no tiene un apoyo cercano, y las plataformas en las que participa son su único refugio. Es importante que todos, como comunidad, seamos conscientes de cómo nuestras palabras pueden afectar a los demás, especialmente a aquellos que ya están enfrentando situaciones extremas de vulnerabilidad. Esto también es un recordatorio de la importancia de ofrecer apoyo en lugar de juicios y de promover una cultura de empatía en todas las plataformas.
Tatiara es solo un nombre más en una lista que crece cada día. No es un caso único, ni algo aislado.Yo Nunca pedí que mi nombre estuviera en un foro de personas desprovistas de inteligencia. Yo paso de los comentarios, pero ¿y las otras chicas que son extremadamente vulnerables? ¿Qué pasa con ellas? ¿Qué ocurre cuando esas opiniones afectan su trabajo de manera negativa, reduciendo incluso los ingresos que necesitan para pagar el tratamiento de su mamá que está muriéndose? Lo sé porque he visto cosas así demasiadas veces. La historia de Tatiara, aunque dolorosa, refleja algo que seguimos ignorando, o peor, minimizando. Mientras nos olvidamos de ellas, mientras nos callamos o hablamos de ellas como si fueran estadísticas, hay mujeres que se apagan en silencio, como si sus vidas no importaran. Este mes, mientras recordamos a las víctimas del suicidio y a todas las personas que siguen luchando por salir del mismo agujero, es hora de dejar de hacernos los ciegos. Es hora de dejar de pensar que los problemas de los demás no son nuestros. La historia de Tatiara no puede ser otra anécdota triste que olvidamos en unos días. Su sufrimiento tiene que ser un grito que nos despierte, que nos haga mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿qué estamos haciendo para evitar que más historias como la suya sigan pasando?

No deberiamos permitir que otras Tatiaras se pierdan. 

No quiero seguir viendo cómo vosotros se quedan mirando como simples espectadores de tragedias que, si de verdad nos importaran, podríamos haber detenido. 
 
Cuantas conociste que desapareció sin volver a tener noticias ?  

¿Cuántas vidas más tienen que perderse antes de que entendamos que el silencio, la indiferencia y el odio que permitimos en nuestras conversaciones y en nuestras redes sociales son responsables de lo que les pasa a estas mujeres? Este Septiembre Amarillo, no basta con poner una foto en redes y seguir con nuestras vidas. Recordemos que todos merecemos vivir, sin importar lo que hagamos. No se trata solo de evitar que más Tatiaras caigan en ese abismo de desesperación, sino de cambiar nuestra mentalidad: dejar de juzgar, dejar de ver a las mujeres como desechables, como si nuestras vidas no tuvieran nada que ver con las de ellas. Como trabajadora sexual, he conocido a muchas chicas que, al igual que yo, llegaron a este mundo buscando una salida, una solución. Con el tiempo, lo único que conseguimos es acumular traumas.
Muchas de nosotras vivimos con graves problemas psicológicos, trastornos de disociación y depresión profunda, condiciones que rara vez podemos tratar o incluso reconocer, empezamos a auto engañarnos atrapadas en un sistema que nos impide sanar.

 


Chicas, no guarden nada para sí mismas. Callarse nos hace enfermar. Recuerdo como si fuera hoy, un cliente haciendo el ridículo comentario de que, cuando me conoció, yo era más 'maleable' (por decirlo de alguna manera)… Yo me callaba y me veía obligada a aguantar cosas por extrema necesidad. Hoy ya no lo hago. Y de puta madre!

Porfavor chicas ¡Hablen! Si no quieren hacerlo, no lo hagan. No están obligadas a sujetarse a nada ni a nadie.
Sois más fuertes de lo que puedan imaginar. No dejen que nadie las haga sentir lo contrario."
Y si alguna de vosotras está pasando por un mal momento o se siente deprimida y si no sabéis a quién acudir, siempre se puede empezar por hablar con alguien, hasta si es con un perro, assistir progamas de humor … O, quién sabe, quizás empezar a escribir en un blog como yo, soltando todo y poniéndole a parir a algunos.

La verdad es que deseo mucho que vosotras puedan lograr liberarse y poder elegir con qué cliente quedarse, sin miedo de decir la verdad y ser espontáneas. 
 

 Fernanda Souza💋
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